Si pudiera dar un paso,
uno más,
sin temblor en las piernas
ni los ojos de un lado a otro
frenéticos;
si pudiera detener el pálpito
y su estruendo
hundido hoy sin huella
y todavía grave,
yo inquieta;
si la puerta abriese sin ruido,
quizá hacia abajo un escalón tras otro
sin retroceder;
salir o volver a entrar,
ser cualquiera o la misma.