Hoy te he visto en aquel día
y al siguiente,
en lo que aún perdura
a pedazos
cuando te pienso;
justo ahí
donde tu rivalidad
soterrada
entre sonrisas y halagos,
descubrió tu rencor
hacia mí
escupiendo tus quejas a gritos
durante toda una noche;
casi calmada,
me asaltaste abrupta
y golpe a golpe me hundiste
sacando lo tuyo
junto a un macho de tantos
contra mí y lo que era sólo nuestro;
y al mencionar a mi madre, acabaste con todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario