Extraño desorden,
el que asalta sin avisar
e incomprendido,
el que ahora de nombres no entiende
ni de afectos,
el que despegó ajeno y solo;
y ver cómo somos,
qué hemos sido,
cuándo no hemos estado
y todo lo que quedó a cambio;
de ahí el descuido, el daño,
la disculpa que nunca pedimos
y que hoy nos explota en la cara.
Muy bueno...como siempre, Tali!... Cuando se está lejos es más difícil mitigar el daño a través del tacto... pero nos queda la palabra para llegar al corazón... y es honesto hacerlo...🌞🌞
ResponderEliminarcuánta razón tienes, poeta! 🌞
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