Fuego

Aquella mañana escribió un cuento.

Dos fieras despiertan al alba

corriendo los bosques sin tregua;

asaltan matorrales entre la niebla,

se acompañan con rugidos;

y allá donde acaba la tierra,

a la altura de un precipicio invisible,

se detiene la vida un momento;

y la arena vuela en círculos,

los rayos la atraviesan

dejando un rastro en el suelo,

hacia la cueva;

y las rocas se funden

en un manto de tierra yerta.

Voluntad

En un campo de raíces al descubierto,

de rocas permeables y aguas subterráneas,

el destino se rompe con una sonrisa;

es el tedio que paraliza;

el vértigo se mueve en un mundo

que se da la vuelta desde la caverna.

Tiempo

Solo hay un camino ahora,

y parece alargarse en las manos;

a cada paso queda un rostro,

una sombra que empuja al cuerpo;

a lo lejos están las piedras,

y son las mismas;

un océano de sentidos

se recoge y desborda dentro;

y pasan los días, las horas;

y yo no estoy.

El hilo rojo del destino

Sucede en un hilo invisible
que la luna descarga por las noches;

y circula la tierra

escondido en un manto de niebla;

recorre los campos,

habita ciudades y pueblos vacíos,

gira en ola hasta la playa;

y a veces estira, otras contrae,

pero no puede romperse.

48

En el bosque hay una fiesta de ramas;

en el camino,

flores y una amapola con tu nombre;

hoy crecen los árboles

y hacen morse en tu ventana;

las nubes son almohadas;

el viento, sábanas con tus palabras;

y hay una brisa en tus párpados

con el sol de regalo;

cada año llega un día

con una estrella de puntas, a tu lado;

y se disparan los sueños,

se tatúan en los rayos;

hoy el cielo te dibuja y sonríe.

Cementerio

Hay un gesto que no dice nada,
un movimiento del cuerpo

que no se descubre;

y saltan palabras

dejando un cadáver a cada metro;

en el zigzag de la lluvia,

las gotas esquivan los truenos

y tocan tierra;

las plantas se abren,

el musgo se da la vuelta;

detrás de las lápidas están nuestros muertos.

Recuerdos

Se hizo el día despacio;

el plato daba vueltas

y los colores se iban haciendo;

a un lado estaban los brazos,

se tocaban las manos;

las plantas ya miraban al cielo,

estábamos debajo;

y de la noche quedó el sueño,

las caricias, los besos.

Veo

En una pared pasillo,

a hurtadillas desde el suelo;

con palabras a diario

y ojos siempre abiertos;

desde la esquina en acampada

con un juego de besos;

taza en mano y un cuaderno;

contigo en el bolsillo izquierdo.

Vidas

A un metro del suelo;

a braza en el agua;

en el camino a casa;

en el otro extremo;

a falta de un aliento;

sin frenos;

con miedo;

siempre un último intento;

sosteniéndonos, riendo.

Respirar

Hay carbones sobre bosque,

un lugar muy lejos dentro;

una sonrisa detrás de lo que pasa;

un latido que no acaba;

un espacio que mira todo

y empuja el cuerpo.

Cuando falta el aire,

hay una brisa de invierno;

del mar a tierra, de tierra al mar;

no hay desierto sin viento.

Encuentro

Si te acercas un poco,
los cuerpos tiemblan de nuevo;
y en el camino hacia ti,
los pasos se vuelven lentos,
las palabras mudan;

y las manos tocan sonrisas,
susurros de miedo;

y las piernas flaquean

en un equilibrio mágico,

en el punto más alto del suelo.

Pausas

Todo empieza con un impulso imparable,
como un salto de los que vuelan;

y se abre el cuerpo en una burbuja

que explota al aire;

y corre la sangre al corazón,

lo inunda desbordándose;

la razón se pierde en un grito

y los ojos despiden rayos de color;

la vida podría ser esto.

Carteles

Los árboles hablan de ti,
con una palabra en cada hoja

y un cuento en el bosque;

en una roca hay un vive en blanco,

a lo alto, saludando;

y en el camino hay brozas

con tesoros debajo;

y a cada paso, en cada curva,

el viento empuja a tu lado;

y sonríes.

Carmen

Hay lugares de este mundo que siempre te recordarán de dónde vienes, y su olor te acompañará para siempre; lugares a los que no quieres volver, pero que te arrastran a ellos sin poder evitarlo, porque son muchos, porque los hay a millares y en todas partes, porque se reproducen como una necesidad de la que no puedes escapar.

Y a veces la vida duele tanto que casi olvidas el nombre de tu madre, o lo recuerdas, pero no lo reconoces como suyo; y te duele y te avergüenzas, como si debieras recordarlo siempre, aunque la verdad es que un día lo olvidaste para seguir adelante. 
Siento que me arrastro por el suelo, mama, siento que me pierdo como tú te perdiste un día; siento que todos esos brazos a los que agarrarme, y que tú nunca tuviste, no son suficientes para levantarme hoy.

Han pasado los años, muchos años, y nada ha cambiado. La vida sigue, mama, la vida sigue.

Muerte

Quedan piedras en recuerdo,

bajo tierra y elevadas en cemento,

flores y trocitos de huellas,

miradas ausentes

y cada vez menos lágrimas;

hay un terreno vacío en medio,

lejos de todo lo que fueron;

hay un lugar en cada cementerio

donde descansar el miedo.

Rotos

Recuerdo mirarme las manos,
tocar el suelo,

recostar la cabeza y abrir los ojos,

fijar la mirada en un objeto sin verlo,

en posición feto;

y tengo frío;

sé que pasará la noche,

que se alargará de nuevo

y el viento despertará al alba;

hay un silencio distante, y duele.

Caminos

A ritmo de huellas,
como esponjas en el suelo

dibujando senderos;

y se nutre el cuerpo

encontrándose a cada paso;

y la tierra levanta el aire,

los charcos suben al cielo,

amanece;

y caen neones en la noche,

tropiezan las piedras,

se abren paso los árboles

y un claro susurra tu nombre;

ahí te recuerdo.

Tormentas

Y no se detiene el agua;
y te arrastra con las nubes

en un momento;

y el mundo se para a tus pies,

te clava en la tierra,

dibuja todos los sueños en uno

y dispara alientos;

el negro se descubre recio entre los truenos;

y avanzas.