Nos inventamos en nueve días,
aparte y juntos
en un encierro precioso sólo nuestro
de dibujo y letras,
instantáneas para siempre
aun lejos, infinito,
en el aire que respiramos
y el suelo donde nos recogieron entonces;
nunca pudimos decir adiós,
nos afectaba lo mismo sin saberlo,
y estuvo bien;
aprendí a escribirme gracias a ti
y ahora sé que fuimos, al menos una vez.
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