Un pulgar se abraza a los dedos, mueve las manos y alcanza todo el cuerpo; vive en el tacto, en su extremo; y es el que escribe, el que lo cuenta todo, el que se rompe contigo.
Hay un lugar con flores y un roble que sigue vivo; no hay puente en el río ni verja en los jardines; el bosque acaba en una cabaña frente a un lago con montañas y dos seres vivos,