se aleja del ruido entre los huesos,
reparte abrazos por las venas
y late a cada paso,
en cada palabra y en cada silencio;
se respira solo,
lee el cuerpo,
se escucha cuando olvidas
y estás ciego;
es una bomba que explota los días.
Te he visto al otro lado,
descalzo en la tierra
mirando al agua estamparse
a latigazos en la misma piedra;
te he visto llorando,
como en aquel lago de acero
a un paso del fondo
con un rifle en las manos;
te he visto desde una ventana
rodeada de adornos,
en una tabla de remolinos
amontonando cuchillas;
era yo.