Tanto por re(solver)
a cada momento, inevitable,
en golpes de frente
sin apenas pulmón ni aire;
y la noche agota la pesadilla,
afuera en la calle, dentro,
despierta los cortes de la tarde
y cansada
mira la ventana abierta
con pánico,
dolor de cabeza y ojos;
extraña a cualquier lugar,
como al fin y en bruto
a la orilla de un rostro encantado.
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