Una caída y un beso,
sueño en la mirada ausente,
una nota en cada pestaña
y toda la melodía en el rostro;
agotada y libre
en cada nuevo sentir,
una sonrisa aparece
sin forzar nada
y permanece sin más;
los días se alargan,
el corazón se detiene
un segundo
para oler ese lugar precioso
y ya familiar.
No me sueltes del brazo.