sólo escribo,
sólo llamo a tu puerta,
sólo siento y digo,
sólo sueño y a veces tiemblo;
y había un abrazo en cada palabra,
un guiño en cada verso,
una mano abierta,
había de todo menos lo que pareció;
soy yo sin ti,
la misma,
la que siempre te sonríe;
no debí volver,
me rindo;
la mentira era yo.
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