A ti que habitas en retratos de bienvenida
y juegos en instantáneas,
tras cualquier rostro,
entre desconocidos;
faltó una maldita palabra
en la sangre que enterraste,
en cada mujer que no viste
al robarle la sonrisa;
hay un lugar bajo tierra esperando,
allí, junto a los tuyos;
nosotras ya no estamos.
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