con los ojos dormidos en jeroglífico,
en aquella nube que dibujaste,
suspendido en la brisa,
volando los días;
y aún escribes para soñarte,
desnudo en disfraces,
a media sonrisa;
y alcanzas una alegría infinita
en mundos que imaginas,
juegos que repites;
en el cuaderno que escondes,
hay un rincón de palabras
que dejaste aquí para siempre.
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