Cae la arena golpeando la cara,
el cuerpo quieto,
los ojos ya sin palabras,
a tus pies sin aliento;
y no hay donde ir ni más que hacer,
todo se escribe ahora a escondidas
fuera del cementerio,
muy lejos de la poesía y el susurro,
allí donde una vez soñamos
que el amor existe;
nunca fui yo.