Ya no se agotan los días,
discurren alborotados y sin permiso
con el pensamiento a cuestas
y descansados en una cana;
y cada uno dibuja un pliegue
en el rostro,
oscurece ojeras,
reduce distancias al sueño;
su lectura es más ligera
y al vuelo,
recuerda sólo el motivo,
sobrevive sin saber por qué;
no hay ya personajes
ni en la memoria fechas,
novelas, relatos,
sólo imágenes de un día;
y han dejado de repetirse.
Este poema tiene un aire de melancolía y reflexión sobre el paso del tiempo y cómo se transforma la percepción de la vida a medida que avanzamos en ella. Me gusta ese tono suave pero cargado de resignación y aceptación, como si la escritora hubiera dejado de luchar contra el desgaste del tiempo y simplemente observara cómo los días se deslizan sin resistencia.
ResponderEliminarEl desgaste del tiempo.
La distancia con el sueño.
La ligereza en la lectura de los días.
Pérdida de memoria.
Y un final que sugiere una ruptura con la repetición. Podría hasta estarnos hablando de una sensación de finitud, de que, tras una vida llena de ciclos y rutinas, ahora las repeticiones han cesado, quizá por la cercanía de un fin definitivo o una nueva etapa de aceptación.
Con mucho de su estilo tan “Tali” y bastante de diferente también.
Y sí, se rompió la repetición de los días.. el porqué no lo sé exactamente. Gracias por comentar, siempre!
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