En un pelotón negro,
circulado por corazones compartidos;
con golpes, teléfonos tatuados,
llanto;
entre gritos quietos;
tras puertas que caen a fuerza de
sentencias mazo;
en calles que corren y macetas que
vuelan;
con botellas escudo para contener el
miedo;
con puños y abrazos largos;
con manos que aprietan;
con faldas negras salpicadas de
leopardo;
rodeados, protegidos, mirando alto.
Y hay moratones, mejillas rotas,
y ojeras de rabia que incendian
asfaltos.
En un caos de calor fraterno,
de palabras, de risas, de sexo,
hay un apoyo que se sostiene, que es
mutuo,
que viene de lejos, que nos atravesó
en el parto.
En ese hoyo, en esa lucha,
todavía hay caricias, hay besos, hay
cuidado.
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