en un espacio de confusión,
un suspiro hace una pausa
para ubicarse, para poder ver;
y la mirada está ausente
en un lugar perdido,
no es capaz de alcanzarse,
de dibujar lo que de verdad existe
y lo que imagina;
hay un espacio de libertad
entre cada emoción,
un estado de conciencia sin juicio alguno;
y no es fácil parar,
todo mueve al deseo y la propiedad,
todo está dispuesto para las distracciones;
el continuo rechazo a solo ser,
el miedo a mostrarse;
y tiembla el cuerpo al pensar,
late separado y no puede encontrarse;
y cada día amanece,
cae la noche y se duerme;
en esa certeza no hace falta inventar nada,
ahí está la calma.
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