su mirada conmigo,
recostada en palabras;
de regalo su impronta,
un último suspiro;
y se unieron sus pupilas,
se quedó conmigo,
abrazó nuestra locura
y me dejó en casa su vida.
Y a veces, aún salta y roba comida;
otras, duerme en bolita y respira;
camina a mi lado cada día,
está dentro de mí y no olvida,
me guían sus huellas;
y el amor existe.
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